El agateador común (Certhia brachydactyla) es un ave diminuta, insectívora y forestal. Prospecta constantemente los troncos de los árboles, de los que extrae alimento con su pico, fino, largo y curvo. Su plumaje resulta muy críptico. El dorso y las alas del agateador común muestran un mosaico de colores marrones-castaños de diferentes intensidades, salpicado con motas más claras, grises o crema. Las partes inferiores de su cuerpo, por el contrario, son de color blancuzco, pero pocas veces se observan, pues pasa gran parte del día pegado a la corteza de los troncos, y solo realiza vuelos cortos y muy rápidos. Trepa habitualmente con la cabeza hacia arriba, apoyándose sobre su cola. Esta es larga, parda, y se compone de plumas con raquis grueso y libre de barbas en su extremo distal.
A lo largo de todo el año reclama y emite cortos, agudos y potentes piídos (tuiiiiit). Con el mismo reclamo compone una estrofa algo más elaborada en primavera, que repite incesantemente mientras “gatea” por los árboles. Su canto constituye el mejor rasgo para distinguirlo del agateador norteño, un ave prácticamente idéntica en tamaño y coloración, pero que emite un reclamo distinto.
Se trata de un insectívoro estricto. Consume arácnidos y larvas y adultos de insectos, que busca incansablemente en la corteza de troncos y ramas.
Los agateadores inician el periodo reproductor en los meses de marzo y abril. Pueden tener dos puestas, que suelen constar de seis o siete huevos. Estos son blancos, con motas pardas y rojizas en su polo más ancho. La hembra construye el nido con ayuda ocasional del macho. Para instalarlo elige oquedades naturales de troncos de árboles o grietas fruto del desprendimiento parcial de la corteza. También aprovecha la densidad del ramaje de nidos de rapaces, los nidales artificiales y las grietas rocosas. El nido suele ser una taza irregular y poco compacta, compuesta por ramas secas, raíces finas, acículas de pino y cortezas, entremezcladas con musgo, fibras animales y hierbas. El interior está tapizado con plumas, pelo y lana animal. La hembra incuba los huevos durante 15 días. Los pollos son alimentados por ambos sexos y vuelan a las dos o tres semanas de nacer.
A lo largo de todo el año reclama y emite cortos, agudos y potentes piídos (tuiiiiit). Con el mismo reclamo compone una estrofa algo más elaborada en primavera, que repite incesantemente mientras “gatea” por los árboles. Su canto constituye el mejor rasgo para distinguirlo del agateador norteño, un ave prácticamente idéntica en tamaño y coloración, pero que emite un reclamo distinto.
Se trata de un insectívoro estricto. Consume arácnidos y larvas y adultos de insectos, que busca incansablemente en la corteza de troncos y ramas.
Los agateadores inician el periodo reproductor en los meses de marzo y abril. Pueden tener dos puestas, que suelen constar de seis o siete huevos. Estos son blancos, con motas pardas y rojizas en su polo más ancho. La hembra construye el nido con ayuda ocasional del macho. Para instalarlo elige oquedades naturales de troncos de árboles o grietas fruto del desprendimiento parcial de la corteza. También aprovecha la densidad del ramaje de nidos de rapaces, los nidales artificiales y las grietas rocosas. El nido suele ser una taza irregular y poco compacta, compuesta por ramas secas, raíces finas, acículas de pino y cortezas, entremezcladas con musgo, fibras animales y hierbas. El interior está tapizado con plumas, pelo y lana animal. La hembra incuba los huevos durante 15 días. Los pollos son alimentados por ambos sexos y vuelan a las dos o tres semanas de nacer.
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