En la casi totalidad de los bosques de Europa occidental, apenas queda otra fiera que el jabalí (Sus scrofa). Y decimos fiera con plena consciencia, ya que el cerdo salvaje, pese a sus pies que lo identifican como ungulado, es tan fuerte, tan potente, agresivo y peligroso en ocasiones, tan salvaje, en una palabra, como pueden serlo los osos o los linces.