jueves, 16 de enero de 2020

Ardilla común.

Comenzamos el año con el avistamiento de una ardilla común (Sciurus vulgaris) .


Es un mamífero de pequeño tamaño, su cuerpo es alargado y estrecho, con una larga cola de aspecto esponjoso y muy poblada de pelo.

Puede medir entre 19 y 24 cm., a lo que hay que añadir la cola que mide entre 15 y 20,5 cm.

Su peso varía entre los 186 y los 357 gramos.

Durante el invierno, las orejas están provistas de unos pequeños pinceles muy característicos en su punta, que pasada esta estación se caen.



El color de su espalda puede ser pardo oscuro, rojizo o castaño vivo. Su vientre es de color blanco. Se tienen observado ejemplares totalmente blancos (albinismo) y más comúnmente totalmente negros (melanismo).

Las patas traseras son de mayor tamaño que las delanteras, poseen 4 largos dedos más el pulgar, de reducido tamaño, y poseen unas largas uñas curvadas. Las patas delanteras poseen 4 dedos más un rudimentario pulgar, y también están provistos de uñas.

Su dentadura consta de 22 piezas, teniendo en la mandíbula superior, 2 incisivos de crecimiento continuo, 4 premolares y 6 muelas, y en la inferior, 2 incisivos, 2 premolares y 6 muelas, careciendo totalmente de colmillos.

La esperanza de vida de las ardillas en libertad es de aproximadamente 6 años, pudiendo vivir en cautividad por espacio de 10 años.

Normalmente vive en las zonas sombrías de los bosques de coníferas, aunque se le puede encontrar en los bosques de hoja caduca, y es más frecuente en las zonas de baja montaña que en la altitud, prefiriendo los bosques jóvenes y cerrados.

Los nidos son esféricos, de un tamaño aproximado de 22 cm., y suelen tener 2 orificios de acceso para facilitar la huida, uno mayor que otro, pudiendo ser taponados desde el interior. Suelen estar colocados entre ramas de los árboles y su interior está tapizado de musgo, hojas, ramitas, paja o líquenes.

Se adapta a la vida desde el nivel del mar hasta los 2.000 metros de altitud.

Su distribución dentro de la Península Ibérica es uniforme, faltando en las Islas Baleares y en las Canarias.

Esta especie no figura como amenazada, pero si figura en el anexo III del Convenio de Berna, por lo su supervivencia podría verse amenazada de no tomar especiales precauciones.

Come todo tipo de semillas de árboles, roe las escamas de las piñas hasta alcanzar los piñones; se alimenta también de brotes, yemas, tubérculos, hongos, avellanas, nueces, bellotas, ayucos, moras, líquenes, muérdago, huevos y algún pájaro de pequeño tamaño, e incluso, en época de escasez, le valen los invertebrados.

Es una especie arborícola, que baja al suelo únicamente para buscar alimento, trasladarse de un árbol a otro más distante o para beber.

La ardilla es muy ágil, trepa fácilmente y a gran velocidad a los árboles, dando grandes saltos de árbol en árbol. Posee además una vista excepcional y sabe también bucear.

Su actividad discurre únicamente durante el día, comenzando la actividad al amanecer y permanece activa durante todo el año, al no tener periodo de hibernación; sin embargo durante la época de abundancia, recolecta alimentos almacenándolos en su nido, para así en los días fríos del invierno permitirse el lujo de no salir a buscar alimento hasta que calienta el sol, o, si se suceden varias nevadas, permanecer en el nido comiendo de la despensa.

Camina con la cola estirada, ya que le sirve para equilibrarse y como órgano de expresión.

Fuera de la época de celo, los machos pueden unirse para formar pequeños grupos, los cuales delimitan el territorio con orina.

Emite un chillido estridente al que le sigue una voz ronca o un gemido. También se le escucha una especie de "chuc chuc chuc" seco y rápido. Las crías producen también un sonido muy agudo similar a un chillido.

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