Este simpático e inquieto mamífero se caracteriza por su gran cola, próxima a los 200 mm de longitud. Está poblada por un denso penacho que la recubre por completo, si bien no es raro encontrarnos con una ardilla con la cola desprovista de pelo ya sea por enfermedad o por exceso de desgaste.
Puede abrir a voluntad los pelos de la cola o cerrarlos en forma de sombrilla quitasol, este movimiento es posible gracias a una musculatura específica que presenta en los bulbos pilosos.
La cosa de este ágil roedor le sirve unas veces como balancín, otras como estabilizador en los desplazamientos aéreos entre las copas de los árboles y otras como punto de apoyo cuando usa las manos para alimentarse y permanece sentado sobre las patas. Utiliza el apéndice caudal no sólo para desplazarse sino tambien para mantener la dirección como si se tratase del timón de un barco.
En ocasiones puede perder la cola por accidentes o imprevistos encuentros con alguno de sus enemigos como la marta o el gato montés, ya que pierden la cola o algunos centímetros de ella con lo que quedan desprovistos de la capacidad aérea que las caracteriza.
Otra de las características de estos animales son sus rápidos movimientos y su capacidad de franquear distancias incluso de cinco metros y a una velocidad que precisan de una magnífica visión. Tienen los ojos lateralmente dispuestos en la cabeza, de color oscuro y muy brillantes; sobresalen y les dan agudeza y profundidad en la mirada.
La estructura del aparato óptico de las ardillas es diferente al del resto de roedores, destacando su excepcional poder de enfoque que les permite ver a mayores distancias que cualquier otro miembro de su orden taxonómico. Los ojos apenas se mueven de las cuencas orbitarias, pueden observar todo su entorno sin mover notablemente a cabeza, ya que su "disco óptico" ha sufrido una transformación adquiriendo la forma de una banda alargada dispuesta horizontalmente, tanto su forma como la situación de la misma les permiten ver con un mínimo de interferencias, algo importante para moverse entre las ramas.
La cosa de este ágil roedor le sirve unas veces como balancín, otras como estabilizador en los desplazamientos aéreos entre las copas de los árboles y otras como punto de apoyo cuando usa las manos para alimentarse y permanece sentado sobre las patas. Utiliza el apéndice caudal no sólo para desplazarse sino tambien para mantener la dirección como si se tratase del timón de un barco.
En ocasiones puede perder la cola por accidentes o imprevistos encuentros con alguno de sus enemigos como la marta o el gato montés, ya que pierden la cola o algunos centímetros de ella con lo que quedan desprovistos de la capacidad aérea que las caracteriza.
Otra de las características de estos animales son sus rápidos movimientos y su capacidad de franquear distancias incluso de cinco metros y a una velocidad que precisan de una magnífica visión. Tienen los ojos lateralmente dispuestos en la cabeza, de color oscuro y muy brillantes; sobresalen y les dan agudeza y profundidad en la mirada.
La estructura del aparato óptico de las ardillas es diferente al del resto de roedores, destacando su excepcional poder de enfoque que les permite ver a mayores distancias que cualquier otro miembro de su orden taxonómico. Los ojos apenas se mueven de las cuencas orbitarias, pueden observar todo su entorno sin mover notablemente a cabeza, ya que su "disco óptico" ha sufrido una transformación adquiriendo la forma de una banda alargada dispuesta horizontalmente, tanto su forma como la situación de la misma les permiten ver con un mínimo de interferencias, algo importante para moverse entre las ramas.
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